
Estupenda reflexión, Rosa.
Lenguaje sencillo y claro, apoyo emocional, ritual de despedida… Pero recuerda que el duelo es acompañamiento e intervención, es decir, esperar la reacción del niño, aceptarla, pero también provocar esa reacción. Me explico.
Dadas sus limitaciones emocionales (los niños están en pleno crecimiento de su desarrollo emocional) es posible que no sepan expresar las emociones que esta situación les genera, o no las expresen en el momento de la comunicación de la pérdida. El niño necesita una actitud ACTIVA del adulto que ponga nombre, que explore, que pregunte, que se adelante a la duda… ¿Qué pasaría si el niño o la niña reacciona con normalidad ante la comunicación de la pérdida, no realiza ninguna pregunta y, por lo tanto, el adulto no entra a explicar nada más que lo básico? ¿Qué pasaría si ese mismo niño, en unos días, comienza a tener problemas para conciliar el sueño?.
Las explicaciones deberán ofrecerse siempre, ajustándonos al ritmo de comprensión del niño, no solo en respuesta a sus preguntas.
Y será fundamental observar las reacciones en los días posteriores a la comunicación para saber cómo está gestionando el niño la pérdida.