
Estoy totalmente de acuerdo contigo, Mireia.
El objetivo fundamental de esta actividad era, por un lado, detectar nuestras propias creencias irracionales (si las hay) y, por otro, ser conscientes de cómo muchos de estos mitos (más de los que pensamos) siguen presentes en nuestra sociedad y limitan profundamente la correcta elaboración del duelo. Sin duda, si una persona no sabe gestionar sus propias emociones, difícilmente puede afrontar su propio duelo con eficacia ni sostener el duelo de otro.
Esperemos que con la adecuada sensibilidad y formación por parte de quienes hoy educamos a los adultos del mañana estos mitos vayan siendo desterrados (o enterrados, ya que estamos hablando de muerte) y vayan dejando paso a una visión mucho más cercana, sensible y respetuosa con el duelo.